«La sombra del viento», el libro maldito que catapultó a Ruiz Zafón al éxito

Era 2001 cuando apareció en las librerías una novela que lo cambiaría todo para su autor, Carlos Ruiz Zafón, y también, por qué no, para la literatura española. Hablamos, claro, de «La sombra del viento», una obra traducida a más de cuarenta idiomas y que ha vendido más de diez millones de ejemplares en todo el mundo. Casi nada.

«La sombra del viento» era el triunfo de un escritor que se sabía así desde muy joven, que con solo catorce años había pergeñado un historión de quinientas páginas, y que ya había triunfado en la narrativa juvenil. El triunfo de un hombre que entendía la novela como la gran conquista de la literatura, y sentía por ella una admiración reverencial.

«Lo de la muerte de la novela es un tópico fácil. La ficción crece con la Humanidad. La novela permite explorar universos, mientras que una película es un flash de noventa minutos», contaba el propio Ruiz Zafón en una entrevista con ABC ese mismo año, 2001.

Ese respeto, ese amor por el género se plasma en «La sombra del viento» desde su espina dorsal. En la novela, ambientada en una Barcelona espectral, en la posguerra, un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: el Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere, que así se llama el chaval, consigue un ejemplar de «La Sombra del Viento», la última novela de Julián Carax, un autor maldito de obra maldita. Desde ese momento y a lo largo de los años Daniel se hace el propósito de esclarecer el misterio que rodea a ese autor y a su obra, destruida por un misterioso pirómano que responde al nombre del Diablo de las novelas de Carax, a la vez que es perseguido por un violento inspector de Policía.

La novela de Zafón era un artefacto complejo, con una trama llena de giros y quiebros y referencias y misterios, y también con una hibridación de géneros que encandiló a la crítica. Mezclaba el relato de intriga y suspense, la novela histórica y la comedia de costumbres, aunque en el fondo era una historia de amor trágica, como todas las grandes historias de amor.

Y así, sin renunciar a nada en favor de lo comercial, Ruiz Zafón logró convertirse en el autor más aclamado del momento, un caso de estudio para el mundo editorial, que aún se frota los ojos cuando piensa en «La sombra del viento». A día de hoy es el mayor éxito comercial de la literatura española,.

En aquella entrevista de 2001 el autor lamentaba que la narrativa hubiera abandonado la complejidad en favor de lo fácil, y reivindicaba el valor de la historia por encima de todo. «La banalidad ha alcanzado a la literatura. Gran parte de la ficción actual es pura pose: relatos cortos disfrazados de novela con cuerpo de letra gruesa y muchso espacios en blanco; personajes poco trabajados que entran y salen como en un programa de televisión, autores que se venden en la portada; gente que lee simplemente para matar el rato en el puente aéreo», lamentaba. Y después añadía que la en la literatura actuaba «una censura invisible, la del mercado».

El fenómeno de la novela se trasladó a las calles, y la gente empezó a perseguir las localizaciones del libro en Barcelona: las Ramblas, la Plaza Real, el barrio judío, la tienda de objetos de escritorio de la calle Baixada de la Llibreteria, la iglesia de Santa María del Mar… «Me han reprochado que buscando el cementerio de los libros olvidados se han encontrado una tienda o un puticlub», contaba Ruiz Zafón a ABC en 2004.

«La sombra del viento» ganó numerosos premios y fue seleccionada en la lista confeccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles con los mejores 100 libros en lengua española de los últimos 25 años. A esta le siguieron otras tres novelas que ampliaron el rico universo de la Barcelona gótica de Ruiz Zafón: «El juego del ángel» (2008), «El prisionero del cielo» (2011) y «El laberinto de los espíritus» (2016).