La primera taza de café llegó a mis manos pasando primero por las de mi abuela. Ella, al ver mis ojos curiosos me sonrió. Antes de pasarme la taza endulzó el café con cinco cucharadas y me dijo:  “el café ayuda a quien duerme poco y sueña mucho”.

Tendría yo cinco años,  y esta imagen quedo fijada en mi mente, pues es como si ese café hubiera sellado un trato de complicidad entre ella y yo.  Son estas las historias  que me conmueven y me inspiran a crear. Tomar café es un rito,  hay quienes creen en los poderes adivinos del café, creen que leer las imágenes que se forman en el fondo de la taza revelarán interpretaciones del futuro. El café no es solo estímulo para mi proceso creativo y para la inspiración creativa, también lo utilizo como pigmento para crear imágenes que aunque no revelen el futuro, sí se crean con respecto a los rasgos de la condición humana.

Asimismo, me interesé por un pigmento nativo de Latinoamérica, el achiote. Existe un mural rupestre de hace 7.250 años pintado por los indígenas que habitaban lo que hoy se conoce como La Lindosa, en el departamento del Guaviare. Estos murales cuentan y narran los rituales de pesca y cacería entre otros oficios y estados de la condición humana como es la preñez. Me inspiré en este mural rupestre en mi obra y quise hacer referencia a los orígenes del arte en el territorio Colombiano. Por medio de investigación y praxis logré crear una receta para obtener una pintura a partir del pigmento natural que se encuentra en las semillas del achiote. Crear esta pintura se ha convertido casi en un ritual ya que implica un proceso desde la recolección de la semilla al tratamiento de la pintura. El ritual de tomar café, y los rituales plasmados con achiote en los murales del Guaviare me inspiraron a crear narrativas visuales con estos pigmentos naturales.

Mi obra consiste en un tejido de referencias conceptuales y visuales que juntas conforman la creación de un universo sensible propio, con destellos macondianos. Este universo está construido a nivel técnico por medio de la experimentación y la aplicación de los materiales artísticos en la obra, y a nivel pictórico por medio de la creación de personajes y de los espacios que éstos habitan. Estos componentes son el hilo conductor de estas narrativas visuales. Más que aferrarme a un medio o a una técnica, en mi proceso creativo siempre busco reinventarme con los materiales que utilizo tratando de guardar mi sello estilístico.  El óleo, el café, el achiote, la acuarela y el carboncillo son algunos de los materiales que contribuyen a la expresión de este imaginario.

Antonia Caicedo Holguín
Artista