La Muralla Roja de Bofill, el edificio más instagrameado de España

Puede que alguna de las miles de personas que en los últimos años han subido a Instagram un selfie con La Muralla Roja de fondo no sepan que detrás de este bloque de apartamentos de verano está el nombre de Ricardo Bofill, que ha muerto este viernes a los 82 años de edad. El hashtag #murallaroja tiene hoy cerca de 18.000 publicaciones en Instagram, #lamurallaroja otras 16.700 y #murallarojacalpe más de 500.

La locura por fotografiarse en este edificio de la urbanización La Manzanera de Calpe llegó hasta tal punto que los vecinos, saturados, decidieron en 2019 prohibir el paso a cualquier persona ajena al edificio porque, según explicaban, encontrarse a 20 desconocidos en las escaleras de acceso a sus viviendas con el móvil en la mano buscando el mejor ángulo para inmortalizarse se había convertido en algo cotidiano. Aquel año la prestigiosa editorial Gestalten Verlag publicó el libro Ricardo Bofill: Visions of Architecture, un repaso a los principales hitos de su carrera.

 

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El fotógrafo Gregori Civera lleva 25 años fotografiando la obra de Bofill. En 2015 el estudio le encomendó la misión de acercarse a la Muralla Roja para retratarla de nuevo, un ejercicio que en la última década ha llevado a Civera de viaje a ciudades de todo el mundo, de Tokio a Houston, con el objetivo de sacar fotos de los edificios del arquitecto. «No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar», recuerda.

Detalle de la Muralla Roja.

Casualmente 2015 fue el año en el que Pantone, que cada enero suele profetizar cual va a ser el color de moda, escogió el marsala, «un rojo terroso de color vino naturalmente robusto», como tono oficial. En pocos meses, los selfies en la escaleras recortadas del edificio de apartamentos de veraneo de Calpe se hicieron virales.La enorme fotogenia del edificio, proyectado en una paleta de rosáceos que estalla cuando se retrata con el azul del mar de fondo, hizo que docenas de influencers iniciaran una peculiar peregrinación al pueblo de la costa valenciana para inmortalizarse en el edifico, de una geometría hipnotizante. Las campañas de publicidad no tardaron en llegar y si al principio el nuevo estatus de edificio cool de la Muralla Roja atrajo a firmas relacionadas con el diseño como Zara Home, Delpozo o Reebok, al final hasta El Corte Inglés acabó rodando allí su tradicional espot de rebajas de los Ocho días de oro.

Civera recuerda que en el estudio el boom del edificio se vivió con «sorpresa» porque, al fin y al cabo, los apartamentos habían estado ahí desde 1973. «Con Bofill hablé del tema varias veces, pero a él todo eso no le interesaba nada. Siempre fue una persona que vivió mirando hacia adelante, cualquier atisbo de nostalgia no le interesaba lo más mínimo, el pasado no contaba para él salvo para aprender. Él siempre trabajó mirando al futuro y creo que en el fondo, despreciaba un poco el fenómeno de Instagram«, explica.

Para el fotógrafo, la arquitectura de Bofill es especialmente agradecida de fotografiar. «Es el sueño de cualquier fotógrafo, un regalo. Visualmente es muy agradecida y todos sus edificios dan mucho juego. Ahora mismo estoy en el estudio, al que llevo viniendo 25 años, y cada vez que entro me sorprende algo, según sea invierno o verano, o la luz del día».

A Civera no le sorprende nada la fascinación por el trabajo de Bofill que existe hoy entre las generaciones más jóvenes. «Su espíritu sigue plenamente vigente porque tiene que ver con la modernidad y con lo radical. Tiene mucho de experimental y de utópico. No me extraña que se haya convertido en un referente para los más jóvenes porque su trabajo habla de desafiar al pensamiento dominante. Bofill es muy 1968 y hoy estamos mucho más cerca de 1968 de lo que estábamos en 1995 o en el año 2000«, concluye.

 

FUENTE: EL MUNDO