Las ganas que tienen los libros de ir a la ruralidad

Uno de los aspectos más importantes del Programa Nacional de Bibliotecas Itinerantes, que se está poniendo en marcha con el apoyo de los Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional, es que se apuesta por “la recuperación de la memoria en las zonas rurales, donde sabemos hay un componente de oralidad alto”.

Así lo define Diana Patricia Restrepo Torres, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, quien agrega que este programa, que se presentó en la pasada Feria del Libro de Bogotá, servirá para “ampliar el acceso a los servicios bibliotecarios en la ruralidad”.

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Foto: EL TIEMPO

Colombia, país de bibliotecas, tiene una red conformada por “1523 bibliotecas públicas en los 32 departamentos, y una cobertura en el 99.9 por ciento de los municipios. Pero, de este número, solo 162 bibliotecas son eminentemente rurales”.

De ahí que se espera beneficiar a 600 comunidades de corregimientos y veredas, con la vinculación de igual número de bibliotecas adscritas a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, que recibirán “además de la dotación de colecciones en diversos formatos con un enfoque rural, un kit tecnológico que incluirá un computador, tres tabletas, una grabadora de periodista, un video proyector, un sistema de audio y un disco duro”, agrega.

A continuación, cuatro historias de igual número de bibliotecarios que ya han avanzado en este proyecto.

Se trata de Silvio Cerón, de Timbío, Cauca; Martha Caicedo, de Buenaventura, Valle; María Luisa Ucross, de Barrancas, La Guajira, y Luz Dary Avellaneda, de La Calera, Cundinamarca.

Todos ellos, amantes de los libros y la lectura, y sensibles con sus comunidades, trabajan en la implementación de este programa, gracias al aprendizaje en sus jornadas diarias.

De paso, aprenden de sus nuevos lectores, que van desde niños hasta adultos mayores, pasando por jóvenes y madres lactantes.

Barrancas, zona indígena

María Luisa Ucrós hace parte de la biblioteca Gabriel Solano de Barrancas, La Guajira.
“Nos hemos enfocado mucho en lo rural, ese es nuestro proyecto bandera, porque acá hay comunidades alejadas que no tienen lugares donde pasar el rato”, dice.

Los programas los realizan con los líderes de la comunidades y los profesores, “y hemos enamorado a los niños”. Trabajan con seis resguardos indígenas. Y a un espacio de estos, Oreganal, llegará una biblioteca itinerante. “La comunidad no ve la hora”, cuenta.

Allá estará, seguro en un sitio de honor, ‘Guajirita’, libro de cuentos en wayunaiki de Aminta Peláez.

La Calera, Cundinamarca

La Calera tiene 33 veredas y ojalá Luz Dary Avellaneda, de la biblioteca de este municipio de Cundinamarca, pudiera ir a todas. Pero ya hay mucho trabajo adelantado para la implatación de Bibliotecas itinerantes, “pues nuestro fin es ir con la magia de la lectura y rescatar la memoria local”, cuenta.

Además, dice que Frailejonal, otra vereda, tienen programa en el que los niños hacen programa de radio y se han ganado varios incentivos. “Es un lugar muy rural y de páramo, y ellos promueven su parte ecológica. El año pasado hicieron el radioteatro ‘El último puma de Chingaza’. Con el nuevo programa pondrán una biblioteca itinerante en El Manzano, una vereda a hora y media del municipio, “reserva ecológica del oso de anteojos”, dice.

En Márquez, otra vereda, también trabajan con un proyecto en el involucraron a los adultos mayores.

En el Pacífico

La voz de Martha Beatriz Caicedo Solís resuena alegre por el teléfono. El martes pasado, ella y el equipo de la Biblioteca Pública Distrital Continente de Buenaventura estuvieron en la zona de San Antonio, a unos 40 minutos del puerto, sensibilizando el proyecto con la comunidad.

Pero vienen adelantando trabajo en San Antonio desde hace algún tiempo, pues van los martes, jueves y domingos. En esta zona viven personas desplazadas por distintas violencias, entre ellas las de las casas de pique.

“Hablamos con la junta de acción comunal y nuestra idea es fortalecer el tejido social. En San Antonio no hay puesto de salud, ni Cai. Sus habitantes viven de la pesca y de lo que puedan vender”.

Se trata de una comunidad de unos 2.000 habitantes donde hay muchos niños y Caicedo y la directora de la biblioteca, María del Mar Vidal, hacen promoción de lectura y trabajan valores. “Nosotros queremos que la lectura sea su gran fortaleza”, dice.

Timbío

Silvio Cerón hace parte de la Biblioteca José Romulo Muñoz Rangel, de Timbío, que el año pasado estuvo entre las 20 mejores del país.

El pasado jueves habló con la comunidad de una de las veredas, El Hato, donde ya hay trabajo adelantado y desde donde esperan cubrir también a las veredas cercanas con la biblioteca itinerante. “Queremos que haya más hábito de la lectura y tengo la idea de adaptar una moto a motobiblioteca, para llegar más lejos”, dice.

FUENTE: EL TIEMPO

Nota de la BPC: Uno de los programas de la BIPC bajo este tipo de proyectos es Érase una vez una Loma y una Isla, donde la Biblioteca Piloto Infantil visita desde hace siete años al sector de la Comuna 10 de la ciudad. Es un servicio de extensión bibliotecaria de una calidad humana y social que merece todos los reconocimientos: esta labor es un ejemplo vivo de lo que deben ser y hacer las bibliotecas públicas en Colombia.

Érase Una Vez Una Loma y una Isla
Érase Una Vez Una Loma y una Isla