Las luces y las sombras de la vida de Lou Reed
Son muchos los libros y documentales que se han publicado sobre la vida y obra de Lou Reed pero parece que esta última biografía es la definitiva. Así lo aseguran expertos musicales que aprecian y valoran el trabajo que el escritor y periodista de la revista Rolling Stone, Anthony DeCurtis, ha plasmado en Lou Reed: Una vida. Aunque esta biografía vio la luz hace ya unos años, ha sido ahora cuando la editorial Libros Cúpula la publica en castellano.
El libro profundiza en la vida del líder de The Velvet Underground y, para entender su obra, el autor aborda asuntos como la controvertida vida sexual del cantante, sus relaciones profesionales y personales o su consumo de drogas. «Soy consciente de que le era útil. Escribí bien y elogiosamente de él. Lou siempre se consideró un escritor, y que yo tuviera un doctorado en Literatura Estadounidense, escribiera para Rolling Stone y enseñara en un prestigioso colegio significaba mucho para él», reflexiona DeCurtis en la introducción del libro, donde asegura también que esta biografía nunca podría haber sido publicada con Reed vivo, pues “no se describe a Lou todo el tiempo como él quería verse a sí mismo”.
Entre los testimonios de amigos, familiares y colaboradores acumulados por DeCurtis, se encuentran algunos tan valiosos como los de Andy Warhol, John Cale, David Bowie y algunas de las mujeres de su vida, como su viuda Laurie Anderson o su primera esposa, Bettye Kronstad, quien hace años denunció en otro libro los supuestos maltratos que vivió de manos de Reed.
Lou Reed. Una vida comienza con el nacimiento de su protagonista en Brooklyn, Nueva York, en marzo de 1942, bautizado con el nombre de su abuelo materno, Lewis Allan Reed, en el seno de una familia judía. Considerado como un artista prodigioso pero valorado casi después de su muerte, Reed se interesó por la poesía y la literatura a una temprana edad, leyendo a Ginsberg, a Gore Vidal, a Williams Burroughs o a John Rechy entre otros.
Creció pensando que el rock and roll podía servir para difundir las letras de los poetas a los que admiraba, además de las suyas, y así quiso plasmarlo en sus canciones. Guiado por el poeta Delmore Schwartz, quien intentó convencerle —en vano— para que colgara la guitarra y se dedicara únicamente a la escritura. Esta faceta literaria suya le abrió las puertas a los 24 años de la banda The Velvet Underground, cuyo timón compartió con John Cale.
Además de una relación de desavenencias por demostrar cuál de sus egos era más grande, con Cale también compartió una hepatitis C contagiada a través de una aguja mientras se pinchaban heroína. Algo que les unió hasta el final. De las sensaciones que les reportaban las drogas y el sexo hablan de manera explícita en canciones como Heroin, I’m Watiting for the Man o Venus in Furs, como nunca antes se había hecho en el rock and roll.
La banda llamó la atención del artista Andy Warhol, que se convirtió en representante del grupo y les ayudó a fusionar rock de vanguardia con arte pop —hasta el punto de que en la icónica portada del primer álbum, The Velvet Underground & Nico, aparecía el famoso plátano warholiano—. Lou Reed pasó a ser habitual de la Factory, el estudio de arte fundado por Andy Warhol que se acabó convirtiendo en el centro de encuentros de músicos de la época. Su adicción al alcohol y a las drogas y su legendario mal carácter comenzaban a perfilar una idea de en lo que se había convertido Lou Reed.
En 1970 el grupo se separó y Reed, que se trasladó a Reino Unido, comenzó una larga y fructuosa carrera en solitario. Aquí aparece en escena David Bowie, fan declarado de Reed y quien le produjo su gran obra maestra en 1972: Transformer. Con la influencia de Bowie, Reed abrazó el look de la época. Lució el pelo corto y platino, esmalte de uñas negro y maquillaje de ojos del mismo color. La ambigüedad sexual y la androginia llegó para quedarse durante unos años en el rockero. En esta época Reed ya era casi un habitual de los bares gais cercanos al río Hudson y de todo tipo de reuniones sexuales. Aun así, muchos insistían en que el músico no era homosexual —a los 17 años su familia le obligó a recibir una terapia de electroshock y estuvo interno en un psiquiátrico para tratar su bisexualidad—, y aseguraban que siempre le atrajeron las mujeres.
Muchas han sido las que han pasado por su vida, aunque no todas para quedarse. Desde la dulce y buena Betty Kronstad que más tarde denunció haber sufrido malos tratos, hasta su viuda y verdadero amor, la cantautora Laurie Anderson, pasando por la transexual Rachel y su manager y primera esposa, Sylvia Reed.
Muchas han sido las que han pasado por su vida, aunque no todas para quedarse. Desde la dulce y buena Betty Kronstad que más tarde denunció haber sufrido malos tratos, hasta su viuda y verdadero amor, la cantautora Laurie Anderson, pasando por la transexual Rachel y su manager y primera esposa, Sylvia Reed.
Lou Reed murió el 27 de octubre de 2013 a causa de una enfermedad hepática que pilló por sorpresa al mundo del rock debido a que poco antes el músico había recibido un trasplante de hígado. Falleció en la casa de los Hamptons que compartía con la compositora y poeta Laurie Anderson.