Un musical cuenta que el vallenato no nació con guitarra ni acordeón
Para Eibar Gutiérrez “no puede ser” que la gente siga pensando que el vallenato nació con la guitarra. Ni siquiera con el acordeón. Gutiérrez, reconocido acordeonero, es ante todo un defensor de la música vallenata. Lo hace desde sus grabaciones musicales, a veces desde alguna participación en el Festival Vallenato, cuando encarna a algún personaje del folclor como lo hizo con Juancho Rois en la telenovela Diomedes Díaz, el Cacique de La Junta. Y también lo hace desde espacios académicos dentro y fuera del país.
En esos espacios académicos, Gutiérrez ha podido tomarle el pulso al conocimiento que hay sobre los origines del vallenato. No podía ser que cuando un alumno de universidad le preguntaba cuáles eran los cuatro aires de la música de su tierra, algún maestro mencionara a la cumbia entre ellos, por más relacionada que estuviera con el paseo, la puya, el merengue y el son.
Por eso se dio a la tarea de escribir un musical vallenato: Ayer, hoy y siempre, en el que invitó al ‘trirrey vallenato’ Alfredo Gutiérrez para que interpretara y recordara con él la historia del folclor de Francisco el Hombre, al son de la música que ha llegado al Grammy y a ser considerada digna de protección especial por la Unesco. Un musical que tendrá tres funciones esta semana, del 19 al 21 de mayo, en el teatro Belarte, de Bogotá.
“Imagínate, la música vallenata tiene hasta documental en Netflix -dice-. Es indudable su apogeo, pero no tenía un musical vallenato que contara su historia. Porque uno sale a la calle y hay gente que dice que el vallenato nació con guitarra. Son datos imprecisos, muchos incorrectos, que vienen haciendo fuerza en mi corazón, me llevan a difundir la historia de una manera masiva. Por eso nació la idea del musical que diga que esto tiene una tradición de más de 320 años. Mucho antes de que sonara un acordeón por acá, ya había un conjunto vallenato primitivo, maracas en vez de caja y de gaitas, que en realidad se llamaban carrizo, que interpretaba esos aires”.
¿Cómo convirtió esa historia en todo un musical?
Un día me senté a escribir la historia del vallenato. Pues, la puse en un papel después de leer a Tomás Darío Gutiérrez y a Ciro Quiroz en orden para mí. Y me pareció tan mágico que me di a la tarea de escribir el musical. Entonces llegará al teatro, en vivo, con el maestro Alfredo Gutiérrez, con actores y música.
¿Cómo es el musical?
Te sientas, apagan las luces y aparece Francisco el ‘Viejo’, un viejito de 78 años que aparece y entre los dos mostramos el contraste de las generaciones. Después aparecen unos músicos interpretando lo más actual del vallenato, el estilo de Vives y de Silvestre. Y a partir de ahí empezamos a retroceder: vamos a las generaciones pasadas: a los Zuleta, a Jorge Oñate y a Diomedes.
Y parece Jaime Pérez Parodi, interpretado por su hijo, y dirá que Diomedes Díaz no pudo venir desde la eternidad porque le dieron permiso, pero se quedó bebiendo. Pero Diomedes sí aparece. Y seguimos hacia atrás y aparece Alfredo Gutiérrez que, a mi juicio, es el juglar vivo más importante que tenemos.
Y sigue atrás, ¿hasta dónde?
Hasta 300 años atrás. Vamos mostrando que la caja antes no era como la que vemos, sino de doble fondo. Llegamos hasta el conjunto vallenato primitivo, así lo llaman Beto Murgas y Tomás Darío Gutiérrez, el de grupos de indígenas y negros que se juntaban a hacer música con maracas y un carrizo que es anterior a la gaita que interpreta hoy Mayte Montero. El carrizo lo va a interpretar un indígena kogui que recordará los cantos de vaquería que estuvieron en el comienzo.
¿En qué momento se le volvió tan importante contar esta historia del vallenato?
Me invitaron a un foro en la Universidad de Florida (Estados Unidos), y allí alguien me hizo una pregunta. Lo presentaron como el que más sabía del folclor latino y me preguntó qué disquera había inventado la música vallenata, si CBS o BMG. Y me puse a recordar al maestro, que una vez en Valledupar, ante la pregunta por los cuatro aires, contestó que uno de ellos era la cumbia. Entonces, llama la atención que alguien en Valledupar no sepa eso. Porque tenemos un gran tesoro, exitoso comercialmente, lo bailamos y vivimos de él, hasta nos hacemos ricos. Pero nadie sabe cómo se originó. Es que yo podría solo quejarme, declararme indignado en un trino, pero pensé que cometía el error de no enseñar lo poco que sé. Entonces, había que mostrar cómo se componía y cómo se hacía el vallenato antes.
¿Por qué se creó el mito del nacimiento del vallenato a partir de la guitarra?
La importancia del acordeón no la podemos negar. Llega de Europa y cambia el folclor. Pero doscientos años antes de su llegada ya se hacía vallenato. Lo primero que se grabó de vallenato fue en guitarra.
Pero antes, a esta música le decían vallenato de colita. Porque en las casas de mi tierra había una sala, un patio principal y la cola del patio. Los ricos no aceptaban el vallenato primitivo, era algo “para pobres”. Entonces, en las fiestas de los ricos se hacían en la sala de la casa, donde se tocaban polca y vals, que venían de Europa, con guitarra, piano y, a veces, arpa. Y mientras tanto, en los patios estaban los trabajadores, los que hacían el sancocho, que tenían su fiestecita paralela. Es decir, la música estaba ahí, en las colitas, y las guitarras, pero en la sala de la casa. A veces la gente salía a ver qué pasaba en el patio y era hasta más chévere. Sin embargo, el vallenato no pudo entrar al club Valledupar casi hasta los 70. Y el primero que grabó esta música en acordeón fue Abel Antonio Villa, mientras que el que lo hizo con guitarra fue Bovea…
Con la música de Escalona…
Y fue la música de Escalona con guitarra la primera música vallenata que llegó a Bogotá. Y ¿cuál es la ciudad más importante de Colombia? Bogotá. Al bogotano le quedó la idea de que primero fue la guitarra, y de ahí saló la idea hacia el resto del país y el mundo. Y oírlo con guitarra es rico. A mí me gusta tocarla y oírla, pero no fue el comienzo, ni siquiera el acordeón.
¿Por qué pegó tanto el acordeón?
Por varios accidentes llega el acordeón a Colombia. Y a los que estaban haciendo música les sonó parecido al carrizo y era más portátil, más definida la sonoridad, sonaba con más fuerza. Beto Murgas dice que hubo acordeones de menos tamaño, que también se usó la dulzaina, pero lo que pegó al principio fue el acordeón alemán de una sola hilera. Además, estaba su portabilidad, lo puedes cargar bajo el brazo y suena más chévere, en cambio una gaita o el carrizo se desafina con el calor y con el frío. Y la tercera razón: es europeo, y sabes que todo lo que venía de allí se sentía más elegante, más bonito.