Costeñismos colombianos: a propósito de un viejo libro (III)

Así, pues, la convicción del padre Revollo de que el libro de Adolfo Sundheim estaba incompleto y que la doble desgracia de la muerte de su autor poco después de haber sido publicado y el incendio que había destruido buena parte de sus ejemplares, fueron las razones que lo estimularon a continuar con el propósito de publicar su obra, que finalmente logra cumplir 20 años más tarde, en 1942, en la imprenta de la histórica Editorial Mejoras de don Rafael Salcedo Villarreal, en Barranquilla. Las otras razones ya expuestas justifican que esta obra merezca ser reeditada como un verdadero rescate que nos permita reencontrarnos con una parte del acervo lexicográfico de la lengua que hablamos en el Caribe colombiano, porque muy seguramente la deficiente distribución del libro de Sundheim, en su reedición de 1994, que quizá no permitió una más amplia difusión, lectura y valoración, pero que de todas formas es posible conseguir en nuestras bibliotecas públicas, quizá permita que una reedición del libro del padre Revollo, con una distribución profesional y en un mejor contexto del proceso editorial en nuestro medio, permita volvernos a asomar a este panorama de nuestro lenguaje con un nuevo y más amplio interés que seguramente dialoga más fácilmente con los nuevos intereses investigativos de nuestra cultura del Caribe colombiano, desde la antropología, la sociología y los estudios culturales.

No se nos puede olvidar el Lexicón de colombianismos del jurista y lingüista momposino Mario Alario Di Filippo, publicado en 1964 en la imprenta de la Editora Bolívar en Cartagena, que junto al libro del padre Revollo y al de Sundheim son los textos más referenciados en estudios y glosas de investigadores y especialistas.

Llama la atención la vigencia que han tenido hasta hoy muchas de las palabras presentes en el acervo lexicográfico que recoge originalmente Revollo

 

Hay que decir que el rescate del libro de Sundheim en 1994 sirvió de algún modo para mover la publicación de otra obra también importante en la investigación del habla y la escritura del castellano entre nosotros en el Caribe colombiano; se trata del primer volumen de Apuntes de Lenguaje (críticas generales, léxicas y gramaticales) del maestro Elías Muvdi, publicada en 2002 en Artes Gráficas Industriales, el nombre con el que hoy sobrevive activa la vieja Editorial Mejoras de Barranquilla, esta vez en manos de Rafael Salcedo Vengoechea. Este mismo autor había publicado ya en 1984, en la Editorial Tercer Mundo de Bogotá un volumen titulado Apuntes del Español con el que Muvdi daba muestras de su conocimiento de la lengua de Cervantes y sus preocupaciones por el buen uso escrito de ella, teniendo como fundamento y objetivo no una especie de vocabulario crítico, como en Sundheim, Revollo y Di Filippo, sino una crítica y corrección de lo que se escribía en los periódicos de Barranquilla y Bogotá, especialmente.

Es también necesario registrar como un caso importante en nuestra región el de José Elías Curi Lambraño, de Corozal (Sucre), quien desde los años 50 empezó a trabajar en una especie de observación sistemática del uso del español en el Caribe colombiano que él llamó El Costeñol, un dialecto con toda la barba, obra que fue publicada de manera precaria a comienzos de la década del 80, pero que tuvo más recientemente, por fin, una edición mejor cuidada a mediados de la década de 2000.

Y hay también algunos nombres y referencias bibliográficas más, desde luego, en las que no puedo detenerme en el espacio de esta columna, pero que hacen parte de un contexto amplio y complejo que sin duda hacen marco histórico y temático a las aportaciones que ha hecho el Caribe colombiano a esta historiografía de la lengua española entre nosotros, marcado por una manera particular de hablarlo y de vivirlo.

Llamo la atención del lector entonces sobre la vigencia que han tenido hasta hoy muchas de las palabras presentes en este acervo lexicográfico que recoge originalmente Revollo para ayudarnos a entender mejor que tipo de vida han tenido las palabras en el lenguaje  que se ha hablado y que se habla en el Caribe colombiano.

El maestro Luis Flórez sabio filólogo colombiano que vivió 103 años consagrado a la dialectología del español dijo de este libro del padre Revollo que había sido publicado “para vulgarizar muchas correcciones a errores de lenguaje en nuestra costa atlántica; reaccionar contra la invasión de extranjerismos innecesarios; contribuir a la formación de un diccionario de «colombianismos» complementario del español, y completar también, por otra parte, el Vocabulario costeño de Sundheim (…) Y que el deseo de contribuir a la formación de un diccionario de colombianismos es en nuestro concepto lo que da valor al trabajo del Pbro. Revollo; viene entonces la información que necesita el dialectólogo de lo hispano-americano: la descripción, breve pero al parecer acertada, del «golpeo» con que hablan muchas gentes del norte colombiano; la observación, ejemplificada, de que el vulgo de las provincias de Cartagena y el Sinú aspira frecuentemente la h; el registro de muchas exclamaciones familiares y de muchas formaciones adjetivales, verbales, etc., nuevas; la noticia de usos sintácticos populares; la descripción de muchas cosas regionales; la delimitación geográfica de algunos fenómenos. Todo esto hace valiosos los Costeñismos para el que estudia o estudie sin prejuicio casticista el español de Colombia y de HispanoAmérica.”