El novelista y periodista turco Ahmet Altan sale de prisión

Las celdas de uno de los países con más intelectuales encarcelados del mundo han quedado un poco más vacías. El periodista, columnista crítico e intelectual Ahmet Altan, que llevaba en una de ellas desde finales de 2016 de forma casi ininterrumpida, prueba la libertad desde última hora del miércoles. Dos días antes, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) concluyó que «los derechos a la libertad y a la seguridad» de Altan habían sido vulnerados, por lo que el Tribunal Supremo dictó su salida de prisión.

El escritor, de 71 años, salió de la cárcel de Silivri alicaído. No es para menos. En noviembre de 2019, después de que el Alto Tribunal diera un vuelco a su caso -suspendió la cadena perpetua por «intento de derrocamiento del orden constitucional» al considerar que el cargo correcto debería haber sido «ayudar a organización terrorista con voluntad y conciencia, pese a no pertenecer a su jerarquía-, Altan fue libre por sólo una semana. Volvió a dar con sus huesos a prisión por demanda de la Fiscalía.

En su trayectoria, Ahmet Altan se ha ganado multitud de enemigos. Durante su período como redactor jefe del controvertido periódico Taraf -un medio ya extinto que durante años filtró información de fuentes turbias-, se ganó el odio de parte del sector laicista porque sus filtraciones sirvieron para encarcelar a decenas de militares bajo acusaciones de golpismo. Más tarde, el islamista AKP de Recep Tayyip Erdogan y el mismo Presidente se convirtieron en objeto de su crítica feroz.

«Escapamos de los pastizales secos como las bandadas de cebras de los documentales africanos y corremos en busca de vegetación fresca. En este viaje nos encontramos con hienas, cocodrilos, chacales y leopardos. Cuando tratamos de deshacernos de las hienas, no tenemos la oportunidad de pensar ‘los cocodrilos vendrán después'», se justificó Altan durante una entrevista en exclusiva para EL MUNDO desde prisión, en 2018.

Ahmet Altan siempre ha negado toda filiación de la que se le ha acusado, comenzando por la de pertenencia a la cofradía del predicador turco Fetullah Gülen, acusada de conspirar contra el Gobierno y orquestar la asonada que fracasó el 15 de julio de 2016. Desde entonces, cerca de medio millar de personas, entre militares, funcionarios y algunos intelectuales, han sido procesados bajo acusación de ser miembros de la bautizada como organización terrorista FETÖ.

En septiembre de 2016, policías se personaron en casa de Altan y de otros escritores mediáticos como Nazli Ilicak. A él le dieron a entender que tres artículos suyos, escritos antes del golpe, demostraban su participación en este. En su sentencia, el TEDH indicó que «no se han encontrado pruebas de sus acciones y comportamientos que demuestren que estaba planeando derrocar al Gobierno», por lo que no había «sospechas razonables». También consideró que Altan no pudo defenderse apropiadamente.

La excarcelación de Ahmet Altan llega en un periodo que, contradictoriamente, se está caracterizando por los ataques a la libertad de expresión. El mes pasado, Turquía se retiró del Convenio de Estambul para la prevención de la violencia contra las mujeres en plena ofensiva mediática, lanzada por algunos d sus líderes, contra la comunidad LGTBI. En las últimas semanas, 14 ex almirantes fueron arrestados temporalmente e interrogados por firmar un manifiesto cuestionando una mega infraestructura.

Karin Deutsch Karlekar, directora del programa de libertad de expresión en riesgo de la asociación PEN America, celebró la noticia de la liberación de Altan, matizando que «nunca debería haber sido encarcelado en primer lugar». «El Gobierno turco», prosiguió en un comunicado, «debe acatar la decisión del tribunal y trabajar para liberar a las decenas de artistas, escritores y disidentes que continúan languideciendo injustamente tras las rejas».

 

FUENTE: EL MUNDO