“El club de lectura de David Bowie”: los cien libros que marcaron a la leyenda

Enigmático, extravagante, creativo, multifacético, estos y otros adjetivos más pueden describir a David Bowie, y se quedan cortos en definirlo.

Tres años antes de su muerte, en 2013, el Museo Victoria and Albert en Londres le dedicó una retrospectiva hermosa que llamó David Bowie is. La alimentó de trajes coloridos, manuscritos de canciones, objetos de archivo personal, fragmentos de video, storyboards de sus videoclips y, lo más relevante en este caso, libros, en ese momento expuestos suspendidos en el techo.

La exhibición fue un éxito rotundo y los cinco mil objetos del archivo personal del genio recorrieron el mundo. El día de la inauguración en Ontario fue especial: el museo Museo Victoria and Albert decidió publicar una lista de las cien lecturas más influyentes en Bowie (de las miles del artista). En ella había títulos literarios pero también revistas de historietas como Viz, The Beano o Raw, y revistas satíricas como Private Eye.

El británico John O’Connell recogió esta información y fue más lejos. En 2019, el periodista publicó El club de lectura de David Bowie, con la editorial Blackie Books (que ahora lo trae en español a Colombia). En este, los 100 títulos dialogan con las obras, contexto y vida del legendario músico y creador.

El gusto, la pasión, mejor, la casi obsesión de Bowie por la lectura lo llevó a recorrer una gran variedad de géneros a lo largo de muchos kilómetros. “Como Bowie odia volar, suele viajar por los Estados Unidos en tren, acompañado de una biblioteca móvil transportada en unos baúles especiales que, al abrirse, revelan sus libros, perfectamente colocados en baldas. Los tomos que se ha traído a Nuevo México tratan sobre todo de ocultismo, que es su pasión actual”, contaba el diario Sunday Times sobre sus infaltables compañeros de viaje. En dicha caravana llevaba mil quinientos títulos.

El descontento por la educación académica fue un motor que lo llevó a instruirse a un nivel frenético, por ende su enorme cantidad de lecturas. “Como muchos autodidactas, Bowie se dio cuenta muy pronto de que disfrutaba más teniéndose a sí mismo como profesor que teniendo a otros. Además, le satisfacía enormemente poder enseñarles a los demás lo que había aprendido: cuando le gustaba un libro, dicen sus amigos, lo promocionaba con gran fervor”, dice O’Connell en la introducción de su libro.

«Como muchos autodidactas, Bowie se dio cuenta muy pronto de que disfrutaba más teniéndose a sí mismo como profesor que teniendo a otros. Además, le satisfacía enormemente poder enseñarles a los demás lo que había aprendido: cuando le gustaba un libro, dicen sus amigos, lo promocionaba con gran fervor»

Su pasión por la lectura no solo quedó sembrada en su extensa biblioteca. Bowie también reseñó libros para la cadena de librerías Barnes & Noble: “Les di las cinco categorías que me interesaría reseñar, de arte a ficción, pasando por música. La primera que hice fue la de Glam! de Barney Hoskyns. ¿Qué tal está? Muy bien, es excelente”. dijo en Time Out.

John O’Connell encontró dos patrones en la lista de Bowie. El primero, los elementos culturales que constituyeron la sensibilidad artística; el segundo, su recorrido artístico y personal, de adolescente y superestrella a padre de familia introspectivo.

Algunas de las lecturas

En el listado se encuentran títulos como Zanoni, de Edward Bulwer Lytton, y El loro de Gustave Flaubert, que toca la constante búsqueda de la identidad, El gabinete de las maravillas de Mr. Wilson de Lawrence Weschler, que roza los límites del artificio y de lo auténtico, así como El marinero que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima, una alegoría a la humillación sufrida por Japón que también mezcla el honor y la homosexualidad reprimida

Bowie también apreció y O’Connell también incluyó Vida metropolitana de Fran Lebowitz, una recopilación de columnas y ensayos escritos por la neoyorquina en los años setenta, y La próxima vez el fuego de James Baldwin. Este libro polémico, dividido en dos partes, se basa en una carta escrita por Baldwin a su sobrino con motivo del centenario de la Proclamación de la Emancipación. En ella, el autor negro expresa su (más que justificada ira) y, a su vez, eleva una reflexión sobre la raza y el ser híbrido.

Y muchos más queda por descubrir, entre lecturas como Falsa identidad, novela de de Sarah Waters, aborda secretos familiares, usurpación de la identidad y locura, y el clásico de siempre, En el camino de Jack Kerouac, y su analogía entre el proceso creativo y la búsqueda espiritual.

De Blackie Books en Colombia también están disponibles “Instrumental” del pianista James Rhodes, “Todos quieren a Daisy Jones” de T. Jenkins Reed, “Cómo funciona el fascismo” de Jason Stanley y “El universo en tu mano” de Cristopher Galfard.

FUENTE: Semana