Así es Buscalibre, ‘el Amazon latinoamericano’

Juan José Daza insiste, como muchos lectores, en lo bello del ritual de visitar una librería: leer las primeras páginas de los libros, sentir sus texturas y olores, revisar su diseño y acabados, acudir al librero. Es una idea común entre quienes están en este mundo, pero lo curioso de que Daza la proponga es que él es gerente para Colombia de una de las librerías en línea más grandes de América Latina.

Buscalibre.com, con una oferta de cinco millones de títulos, tiene, por su parte, algunas ventajas de las que ninguna librería física puede alardear. La primera es precisamente el número de libros que ofrece, que, además, vienen de industrias editoriales de todos los niveles en varios países de la región, de Estados Unidos y de España.

Esta amplia oferta ha hecho que varios califiquen esta plataforma como el Amazon de Latinoamérica, pues el gigante de las ventas en línea estadounidense también comenzó como una librería virtual, y, de hecho, sigue siendo fuerte en ese segmento.

Daza le explicó a EL TIEMPO cómo funciona este gigante de los libros en América Latina y en Colombia, puntualmente. Habló, de paso, de algunas condiciones de la industria editorial justo ahora, cuando es uno de los pocos sectores que se han visto beneficiados por la pandemia.

El gerente de Buscalibre para Colombia también contó, a grandes rasgos, la historia del portal, que se parafrasea a continuación, antes de pasar a la reproducción de la conversación que tuvo con este diario.

Buscalibre nació en Chile hace 12 años como un emprendimiento. Unos muchachos que estaban en la universidad se dieron cuenta de que los estudiantes de semestres inferiores siempre buscaban a los más grandes para que les pasaran los libros de las clases que ya habían visto.

Boris Kraizel y Eduardo Stekel crearon una página para agilizar la cuestión y lograr hacer una comunidad. Empezó a crecer. Las personas rápidamente pidieron libros que no estaban en el catálogo, así que contactaron a las editoriales.

De repente, tenían una librería virtual. Con la apertura de una oficina en España, las posibilidades de importación se ampliaron. Abrieron sedes en Argentina, México y Estados Unidos. A Colombia llegó en 2013 como una empresa consolidada, y entonces Daza asumió el mando.

¿En qué se basan para afirmarse como la librería virtual más grande de América Latina?

Las grandes librerías de Colombia tienen entre 50.000 y 60.000 títulos. Buscalibre ofrece cinco millones de títulos. Es decir, cien veces más que las grandes librerías. En los otros países los números son similares. La logística y la cadena que conecta a diferentes países nos permiten tener esa oferta. Ahí está la diferencia.

¿Y cómo se contactan con las diferentes editoriales?

Quien coordina Buscalibre en cada país tiene la labor de averiguar sobre la producción editorial local, para así poder visitarla y vincularla a la red. Pero no solo contactamos a los sellos, sino a los distribuidores de libros y a los autores independientes. Estos actores suben sus contenidos a la página, y eso es lo que permite que alguien en Colombia pueda acceder a los títulos que hay en una pequeña librería en España o en Argentina. Por eso, en la plataforma se encuentran publicaciones que no hay en ninguna otra librería física del país.

Ustedes defienden el formato de libro impreso, ¿por qué?

Tenemos una teoría: como hay una constante exposición a los aparatos tecnológicos que produce un agotamiento visual y mental, el libro físico se ha vuelto un refugio. Brinda descanso, entretenimiento y conocimiento, pero, de paso, da un alivio físico. La pandemia ha potenciado eso. Y, definitivamente, el lector entiende que la experiencia de lectura es distinta con un libro físico que con uno virtual.

¿Y hay, también, una intención por proteger la industria editorial?

Sí. Aunque hay que aclarar que todos los formatos benefician la industria del libro: el impreso, el digital y hasta el audiolibro. Al final, lo importante es generar más lectura, que las personas lean más en cualquier plataforma. Y, desde cierto punto de vista, el libro físico beneficia más al lector que al productor, porque imprimir sale más caro que no hacerlo. Pero el libro como objeto siegue teniendo un peso. Las bibliotecas físicas tienen una naturaleza más gratificante para el lector que las digitales, porque permiten trasladar experiencias y heredar el conocimiento de una forma especial.

A pesar de todo eso, ¿van a involucrarse en el mercado de los libros digitales?

Lo hemos pensado. Ya tenemos algunos contactos con distribuidores de e-books, pero no vamos a avanzar más en ese sentido hasta que no hayamos resuelto el tema de la seguridad. No queremos arriesgarnos a que haya ni una mínima entrada a la piratería. Es un riesgo grande con los formatos digitales.

Le voy a contar una anécdota con un libro específico del bestseller Yuval Noah Harari que salió en noviembre. El día anterior ya me habían mandado una versión pirata en PDF por WhatsApp. Ese tipo de cosas son las que queremos evitar. Y hasta que no estemos ciento por ciento seguros de que no vamos a generar ese riesgo para el sector, no nos vamos a arriesgar.

¿Es verdad que en 2020 leer se puso de moda?

Le voy a responder con las cifras de Buscalibre, pero eso no significa que esos sean los resultados de toda la industria. El año pasado hubo un crecimiento del 300 por ciento. Se triplicaron las ventas de un momento a otro. Eso lo marcó el inicio de la primera cuarentena, pues la gente se tuvo que guardar en la casa de un momento para otro y estaba buscando qué hacer. Creímos, entonces, que las ventas iban a bajar cuando la situación se normalizara, pero eso no ha pasado. Y para este año esperamos lo mismo. Esto no es bueno no solo para la empresa, sino que es una señal de que la gente está prefiriendo leer sobre otras formas del entretenimiento.

¿Una plataforma de estas características no representa una, digamos, ‘amenaza’ para las pequeñas librerías de barrio?

Lo hemos analizado y lo hemos conversado con las editoriales y con las mismas librerías. Por un lado, antes de la pandemia ya se estaban incrementando las ventas online, no solo de libros. Pero hemos descubierto que todo se trata de experiencias de compra: nosotros no podemos brindar lo mismo que una librería física. Hay muchísimos lectores que no cambian por nada una visita a la librería: tocar los libros, revisarlos, olerlos, hablar con el librero. Eso no se puede hacer en línea. Las librerías físicas siempre van a tener su público, por eso no se van a acabar. Nosotros tenemos nuestras ventajas. Cada uno debe potenciar lo que tiene. Por otro lado, nosotros también trabajamos con muchos pequeños libreros, como le contaba. Nosotros no queremos competir contra las librerías, queremos potenciar todo el mercado. Nos interesa que la gente lea.

Se podría creer que el streaming compite con la lectura, pero con series como Gambito de dama o Lupin, lo que ha pasado es que los libros en los que se basan disparan sus ventas. ¿Han tenido en cuenta eso?

Esos ejemplos que acaba de poner son excelentes. El libro de Gambito de dama ha sido un éxito. Pero déjeme darle otro ejemplo de cómo el entretenimiento de internet potencia el mercado del libro: los influencers. A la gente no le basta ver los contenidos en las redes, sino que quiere relacionarse de una forma más íntima y profunda con estos personajes.

Una cosa no reemplaza a la otra: se complementan. Para eso son los libros. Eso también ha roto la idea de que los libros solo deben ser demasiado intelectuales y dirigidos solo a ciertos públicos.

Entiendo que en sus metas para el 2021 está llegar con más fuerza a las ciudades intermedias del país. ¿Han pensado en hacer una alianza institucional para fomentar la lectura?

Nos interesa generar las facilidades para que lleguen libros a zonas apartadas del país, pero lo hacemos desde lo privado. Nuestra estrategia es no cobrar el envío y hacer promociones constantes. Pero todavía no tenemos un vínculo con el sector público porque esa relación se maneja directamente con la Cámara del Libro. Buscalibre, como miembro de la Cámara, apoya todos los proyectos que se gesten ahí. Y si algún ministerio, por ejemplo, tuviera algún proyecto que le interesara compartir con nosotros, estamos abiertos a eso.

¿Se podría decir que Buscalibre es el Amazon latinoamericano?

He oído varias veces esa comparación. Sí hay varias similitudes. Amazon también comenzó como una librería. De alguna forma, lo somos. Pero no nos hemos querido enfocar en la venta de tantos otros productos. Creemos que debemos perfeccionar lo que nosotros hacemos. Y es que hay otros actores a nivel latinoamericano que abarcan muchas otras categorías y lo hacen bien, como Mercadolibre.com. Nuestro interés está en los libros y queremos profundizar en la región, en donde hay mucho por crecer.

¿Hay algún tema en el que quiera hacer énfasis?

Quisiera comentar que me interesa que se rompa el paradigma de que los libros son para ciertas élites. Los libros no son caros. Y comprarlos es una gran inversión en cuando a lo que le regresan al lector. La lectura ofrece una alternativa de entretenimiento, de crecimiento y de aprendizaje que nada más puede dar.

 

 

FUENTE: EL TIEMPO