Ocho poemas de Ernesto Cardenal, en memoria suya

«Ernesto Cardenal concentraba en él dos rasgos esenciales de la identidad nicaragüense: el espíritu de lucha por el país amado y el amor por la poesía», escribió el domingo pasado la escritora Gioconda Belli tras la noticia de que el poeta y sacerdote nicaragüense había fallecido a su 95 años. Cardenal, uno de los máximos representantes de la Teología de la Liberación, protagonista de la Revolución Sandinista y un firme detractor del gobierno de Daniel Ortega, murió en Managua producto de una descompensación generalizada tras ser hospitalizado el miércoles pasado por cansancio y problemas respiratorios.

El escritor, que estudió Literatura en Managua y México, fue ordenado sacerdote en 1965 y se asentaría luego en el archipiélago de Solentiname, donde fundó una comunidad de pescadores y artistas primitivistas que se hizo mundialmente famosa. «Fue ahí donde escribió su célebre El Evangelio de Solentiname. El archipiélago es un sitio de peregrinación de los fieles lectores y seguidores del poeta. Cardenal pasaba sus vacaciones en esas islas, donde leía las obras completas de Darío, escribía o dirigía la misa de Semana Santa en la pequeña iglesia de la localidad. Allí será despedido», recuerda Carlos Salinas en El País.

Su muerte se produjo un año después de que el Papa Francisco le revocara la «suspensión a divinis», aplicada por Juan Pablo II, por la militancia política del autor de obras como Hora 0 y Cántico cósmico con el sandinismo. A pesar de sus diferencias ideológicas con Cardenal, el gobierno de Daniel Ortega decretó tres días de duelo nacional en su honor, y anunció que «se sumará a las ceremonias de gratitud y despedida de este hermano nicaragüense».

ARCADIA conmemora su vida literaria con una breve selección de sus más celebrados poemas, que sirven como testimonio de su entrega a la lucha por un mundo más equitativo e igualitario, y de su sensibilidad poética, enraizada profundamente en sus convicciones revolucionarias.

Oración por Marilyn Monroe

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!

Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña…

Te doy, Claudia, estos versos,
porque tú eres su dueña.

Los he escrito sencillos
para que tú los entiendas.

Son para ti solamente,
pero si a ti no te interesan,
un día se divulgarán,
tal vez por toda Hispanoamérica…

Y si al amor que los dictó,
tú también lo desprecias,

otras soñarán
con este amor
que no fue para ellas.

Y tal vez verás,
Claudia,
que estos poemas,
(escritos para conquistarte a ti)
despiertan
en otras parejas
enamoradas que los lean
los besos que en ti
no despertó el poeta.

Imitación de Propercio

1. Yo no canto la defensa de Stalingrado
ni la campaña de Egipto
ni el desembarco de Sicilia
ni la cruzada del Rhin del general Eisenhower:

Yo sólo canto la conquista de una muchacha.

2. Ni con las joyas de la Joyería Morlock
ni con perfumes de Dreyfus
ni con orquídeas dentro de su caja de mica
ni con cadillac
sino solamente con mis poemas la conquisté.

Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.

3. Se oyeron unos tiros anoche.
Se oyeron del lado del Cementerio.
Nadie sabe a quién mataron, o los mataron.
Nadie sabe nada.
Se oyeron unos tiros anoche.
Eso es todo.

4. Tú eres sola entre las multitudes
como son sola la luna
y solo el sol en el cielo.

5. Ayer estabas en el estadio
en medio de miles de gentes
y te divisé desde que entré
igual que si hubieras estado sola
en un estadio vacío.

6. Pero en la noche vos tu arroz y tus frijoles fritos,
con una cuajada fresca, y una tortilla caliente,
o un plátano asado,
los comés sin guardaespaldas.
y tu jícara de tiste no la prueba primero un ayudante.
Y después tocás si querés en tu guitarra una canción ranchera,
y no dormís rodeado de reflectores y alambradas, y torreones.

7. Ayer te vi en la calle, Myriam, y
te vi tan bella, Myriam, que
(¡Cómo te explico qué bella te vi!)
Ni tú, Myriam, te puedes ver tan bella ni
imaginar que puedas ser tan bella para mí.
Y tan bella te vi que me parece que
ninguna mujer es más bella que tú
ni ningún enamorado ve ninguna mujer
tan bella, Myriam, como yo te veo a ti
y ni tú misma, Myriam, eres quizás tan bella
¡porque no puede ser real tanta belleza!
Que como yo te vi de bella ayer en la calle,
o como hoy me parece, Myriam, que te vi.

8. Recibe estas rosas
costarricenses,

Myriam, con estos
versos de amor

mis versos te recordarán
que los rostros

de las rosas se
se parecen al tuyo

las rosas
te recordarán
que hay que cortar
el amor,

Y que tu rostro
pasará como
Grecia y Roma

Cuando no haya
más amor
ni rosas de Costa Rica

Recordarás, Myriam,
esta triste canción.

9. Recuerda tantas muchachas bellas que han existido:
todas las bellezas de Troya, y las de Acaya,
y las de Tebas, y de la Roma de Propercio.
Y muchas de ellas dejaron pasar el amor,
y murieron, y hace siglos que no existen.
Tú que eres bella ahora en las calles de Managua,
un día serás como ellas de un tiempo lejano,
cuando las gasolineras sean ruinas románticas.
¡Acuérdate de las bellezas de las calles de Troya!

10. Hay un lugar junto a la laguna de Tiscapa
-un banco debajo de un árbol de quelite-
que tú conoces ( aquella a quien escribo
estos versos, sabrá que son para ella).
Y tú recuerdas aquel banco y aquel quelite;
la luna reflejada en la laguna de Tiscapa,
las luces del palacio del dictador,
las ranas cantando abajo en la laguna.
Todavía está aquel árbol de quelite;
todavía brillan las mismas luces;
en la laguna de Tiscapa se refleja la luna;
pero aquel banco esta noche estará vacío,
o con otra pareja que no somos nosotros.

11.Todas las tardes paseaba
con su madre por la Landetrasse

Y en la esquina
de la Schmiedtor
todas las tardes

Estaba Hitler
esperándola para verla pasar

Los taxis y los omnibus
iban llenos de besos

Y los novios alquilaban botes
en el Danubio.

Pero él no sabía
bailar. Nunca se atrevió
a hablarte

Después pasaba sin su madre
con un cadete.

Y después
no volvió a pasar.

De ahí más tarde
la Gestapo
la anexión de Austria,

La guerra mundial.

12. Otros podrán ganar mucho dinero
Pero yo he sacrificado ese dinero
para escribir estos cantos a ti
o a otra que cantaré en vez de ti
o a nadie.

Salmo 1

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gangsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee llos anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.

Será como un árbol plantado junto a una fuente.

Como latas de cerveza

Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha pasado mi vida.
Como automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
con risas de muchachas y músicas de radios…
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
y las canciones de los radios que pasaron de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos,
y el aserrín con que al amanecer barrieron los bares.

Amanecer

Ya están cantando los gallos.
Ya ha cantado tu gallo comadre Natalia
ya ha cantado el tuyo compadre Justo.

Levántense de sus tapescos, de tus petates.
Me parece que oigo los congos despiertos en la otra costa.

Podemos ya soplar un tizón.
Botar la bacinilla.
Traigan un candil para vernos las caras.

Latió un perro en un rancho
y respondió el de otro rancho.
Será hora de encender el fogón comadre Juana.
La oscurana es más oscura pero porque viene el día.

Levántate Chico, levántate Pancho.
Hay un potro que montar,
hay que canaleatar un bote.

Los sueños nos tenían separados, en tijeras
tapescos y petates (cada uno en su sueño)
pero el despertar nos reúne.

La noche ya se aleja seguida de sus seguas y cadejos.
Vamos a ver el agua muy azul: ahorita no la vemos.
Y esta tierra con sus frutales, que tampoco vemos.

Levántate Pancho Nigaragua, cogé el machete
hay mucha yerba mala que cortar
cogé el machete y la guitarra.

Hubo una lechuza a medianoche y un tecolote a la una.

Luna no tuvo la noche ni lucero ninguno.
Bramaban tigres en esta isla y contestaban los de la costa.

Ya se ha ido el pocoyo que dice: Jodido, Jodido.
Después el zanate clarinero cantará en la palmera,
cantará: Compañero, Compañera.

Delante de la luz va la sombra volando como un vampiro.

Levántate vos, y vos, y vos.
(Ya están cantando los gallos.)

¡Buenos días les dé Dios!

Hora 0

Noches Tropicales de Centroamérica,
con lagunas y volcanes bajo la luna
y luces de palacios presidenciales,
cuarteles y tristes toques de queda.
«Muchas veces fumando un cigarrillo
he decidido la muerte de un hombre»,
dice Ubico fumando un cigarrillo…
En su palacio como un queque rosado
Ubico está resfriado. Afuera el pueblo
fue dispersado con bombas de fósforo.
San Salvador bajo la noche y el espionaje
con cuchicheos en los hogares y pensiones
y gritos en las estaciones de policía.
El palacio de Carías apedreado por el pueblo.
Una ventana de su despacho ha sido quebrada,
y la policía ha disparado contra el pueblo.
Y Managua apuntada por las ametralladoras
desde el palacio de bizcocho de chocolate
y los cascos de acero patrullando las calles.

¡Centinela! ¿Qué hora es de la noche?
¡Centinela! ¿Qué hora es de la noche?

Los campesinos hondureños traían el dinero en el sombrero
cuando los campesinos sembraban sus siembras
y los hondureños eran dueños de su tierra.
Cuando había dinero
y no había empréstitos extranjeros
ni los impuestos eran para Pierpont Morgan & Cía.
y la compañía frutera no competía con el pequeño cosechero.
Pero vino la United Fruit Company
con sus subsidiarias la Tela Railroad Company
y la Trujillo Railroad Company
aliada con la Cuyamel Fruit Company
y Vaccaro Brothers & Company
más tarde Standard Fruit & Steamship Company
de la Standard Fruit & Steamship Corporation:
la United Fruit Company
con sus revoluciones para la obtención de concesiones
y exenciones de millones en impuestos de importaciones
y exportaciones, revisiones de viejas concesiones
y subvenciones para nuevas explotaciones,
violaciones de contratos, violaciones
de la Constitución…
Y todas las condiciones son dictadas por la Compañía
con las obligaciones en caso de confiscación
(obligaciones de la nación, no de la Compañía)
y las condiciones puestas por ésta (la Compañía)
para la devolución de las plantaciones a la nación
(dadas gratis por la nación a la Compañía)
a los 99 años…
«y todas las otras plantaciones pertenecientes
a cualquier otra persona o compañías o empresas
dependientes de los contratantes y en las cuales
esta última tiene o puede tener más adelante
interés de cualquier clase quedarán por lo tanto
incluidas en los anteriores términos y condiciones…»
(Porque la Compañía también corrompía la prosa.)
La condición era que la Compañía construyera el Ferrocarril,
pero la Compañía no lo construía,
porque las mulas en Honduras eran más baratas que el Ferrocarril,
y «un Dibutado mas bbarato que una mula»
—como decía Zemurray—
aunque seguía disfrutando de las exenciones de impuestos
y los 175.000 acres de subvención para la Compañía,
con la obligación de pagar a la nación por cada milla
que no construyera, pero no pagaba nada a la nación
aunque no construía ninguna milla (Carías es el dictador
que más millas de línea férrea no construyó)
y después de todo el tal ferrocarril de mierda no era
de ningún beneficio para la nación
porque era un ferrocarril entre dos plantaciones
y no entre Trujillo y Tegucigalpa.

Corrompen la prosa y corrompen el Congreso.
El banano es dejado podrir en las plantaciones,
o podrir en los vagones a lo largo de la vía férrea,
o cortado maduro para poder ser rechazado
al llegar al muelle. O ser echado en el mar;
los racimos declarados golpeados, o delgados,
o marchitos, o verdes, o maduros, o enfermos:
para que no haya banana barato.
o para comprar banano barato.
Hasta que haya hambre en la Costa Atlántica de Nicaragua.
Y los campesinos son encarcelados por no vender a 30 ctvs.
y sus bananos son bayoneteados
y la Mexican Trader Steamship les hunde sus lanchones,
y los huelguistas dominados a tiros.
(Y los diputados nicaragüenses invitados a un garden party.)
Pero el negro tiene siete hijos.
Y uno qué va a hacer. Uno tiene que comer.
Y se tienen que aceptar sus condiciones de pago.
24 ctvs. el racimo.
Mientras la subsidiaria Tropical Radio cablegrafía a Boston:
«Esperamos que tendrá la aprobación de Boston
la erogación hecha en diputados nicaragüenses de la mayoría
por los incalculables beneficios que para la Compañía representa.»
Y de Boston a Galveston por telégrafo
y de Galveston por cable y telégrafo a México
y de México por cable a San Juan del Sur
y de San Juan del Sur por telégrafo a Puerto Limón
y desde Puerto Limón en canoa hasta adentro en la montaña
llega la orden de la United Fruit Company:
«La Iunai no compra más banano.»
Y hay despido de trabajadores en Puerto Limón.
Los pequeños talleres se cierran.
Nadie puede pagar una deuda.
Y los bananos pudriéndose en los vagones del ferrocarril.
Para que no haya banano barato.
Y para que haya banano barato.
—19 ctvs. el racimo.
Los trabajadores reciben vales en vez de jornales.
En vez de pago, deudas.
Y abandonadas las plantaciones, que ya no sirven para nada,
y dadas a colonias de desocupados.
Y la United Fruit Company en Costa Rica
con sus subsidiarias la Costa Rica Banana Company
y la Northern Railway Company y
la International Radio Telegraph Company
y la Costa Rica Supply Company
pelean en los tribunales contra un huérfano.
El costo del descarrilamiento son 25 dólares de indemnización
(pero hubiera sido mas caro componer la línea férrea).

Y los diputados, más baratos que las mulas -decía Zemurray.
Sam Zemurray, el turco vendedor de bananos al menudeo
en Mobile, Alabama, que un día hizo un viaje a Nueva Orleáns
y vio en los muelles de la United echar los bananos al mar
y ofreció comprar toda la fruta para fabricar vinagre,
la compró, y la vendió allí mismo en Nueva Orleáns
y la United tuvo que darle tierras en Honduras
con tal que renunciara a su contrato en Nueva Orleáns,
y así fue como Sam Zemurray buso bresidentes en Jonduras.
Provocó disputas fronterizas entre Guatemala y Honduras
(que eran entre la United Fruit Company y su compañía)
proclamando que no debía perder Honduras (su compañía)
«una pulgada de terral no sólo en la franja disputada,
sino también en cualquier otra zona hondureña
(de su compañía) no en disputa …»
(mientras la United defendía los derechos de Honduras
en su litigio con Nicaragua Lumber Company)
hasta que la disputa cesó porque se alió con la United
y después le vendió todas sus acciones a la United
y con el dinero de la venta compró acciones en la United
y con las acciones cogió por asalto la presidencia de Boston
(juntamente con sus empleados presidentes de Honduras)
y ya fue dueño igualmente de Honduras y Guatemala
y quedó abandonada la disputa de las tierras agotadas
que ya no le servían ni a Guatemala ni a Honduras.

Había un nicaragüense en el extranjero,
un «nica» de Niquinohomo,
trabajando en la Huasteca Petroleum Co., de Tampico.
Y tenía economizados cinco mil dólares.
Y no era ni militar ni político.
Y cogió tres mil dólares de los cinco mil
y se fue a Nicaragua a la revolución de Moncada.
Pero cuando llegó, Moncada estaba entregando las armas.
Pasó tres días, triste, en el Cerro del Común.
Triste, sin saber qué hacer.
Y no era ni político ni militar.
Pensó, y pensó, y se dijo por fin:
Alguien tiene que ser.
Y entonces escribió su primer manifiesto.

El Gral. Moncada telegrafía a los americanos:
TODOS MIS HOMBRES ACEPTAN LA RENDICIÓN MENOS UNO.
Mr. Stimpson le pone un ultimátum.
«El pueblo no agradece nada…»
le manda a decir Moncada.
Él reúne a sus hombres en el Chipote:
29 hombres (y con él 30) contra EE.UU.
MENOS UNO.
(«Uno de Niquinohomo…»)
—Y con él 30!
«El que se mete a redentor muere crucificado»
le manda otra vez a decir Moncada.
Porque Moncada y Sandino eran vecinos;
Moncada de Masatepe y Sandino de Niquinohomo.
Y Sandino le contesta a Moncada:
«La muerte no tiene la menor importancia.»
Y a Stimpson: «Confío en el valor de mis hombres…»
Y a Stimpson, después de la primera derrota:
«El que cree que estamos vencidos
no conoce a mis hombres.»
Y no era militar ni político.
Y sus hombres:
muchos eran muchachos,
con sombreros de palma y con caites
o descalzos, con machetes, ancianos
de barba blanca, niños de doce años con sus rifles,
blancos, indios impenetrables, y rubios, y negros murrucos,
con los pantalones despedazados y sin provisiones,
los pantalones hechos jirones,
desfilando en fila india con la bandera adelante
—un harapo levantado en un palo de la montaña—
callados debajo de la lluvia, y cansados,
chapoteando los caites en los charcos del pueblo
¡Viva Sandino!
y de la montaña venían, y a la montaña volvían,
marchando, chapoteando; con la bandera adelante.
Un ejercito descalzo o con caites y casi sin armas
que no tenía ni disciplina ni desorden
y donde ni los jefes ni la tropa ganaban paga
pero no se obligaba a pelear a nadie:
y tenían jerarquía militar pero todos eran iguales
sin distinción en la repartición de la comida
y el vestido, con la misma ración para todos.
Y los jefes no tenían ayudantes:
más bien como una comunidad que como un ejército
y más unidos por amor que por disciplina militar
aunque nunca ha habido mayor unidad en un ejército.
Un ejército alegre, con guitarras y con abrazos.
Una canción de amor era su himno de guerra;

Si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar.
Si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar.

«El abrazo es el saludo de todos nosotros»
-decía Sandino- y nadie ha abrazado como él.
Y siempre que hablaban de ellos decían todos:
«Todos nosotros…» «Todos somos iguales»,
«Aquí todos somos hermanos», decía Umanzor.
Y todos estuvieron unidos hasta que los mataron a todos.
Peleando contra aeroplanos con tropas de zacate,
sin más paga que la comida y el vestido y las armas,
y economizando cada bala como si fuera de oro;
con morteros hechos con tubos
y con bombas hechas con piedras y pedazos de vidrios,
rellenas con dinamita de las minas y envueltas en cueros;
con granadas fabricadas con latas de sardinas.

«He is a bandido», decía Somoza, «a bandolero».
Y Sandino nunca tuvo propiedades.
Que traducido al español quiere decir:
Somoza le llamaba a Sandino bandolero.
Y Sandino nunca tuvo propiedades.
Y Moncada le llamaba bandido en los banquetes
y Sandino en las montañas no tenía sal
y sus hombres tiritando de frío en las montañas,
y la casa de su suegro la tenía hipotecada
para libertar a Nicaragua, mientras en la Casa Presidencial
Moncada tenía hipotecada a Nicaragua.
«Claro que no es» —dice el Ministro Americano
riendo— «pero le llamamos bandolero en sentido técnico».

¿Qué es aquella luz allá lejos? ¿Es una estrella?
Es la luz de Sandino en la montaña negra.
Allá están él y sus hombres junto a la fogata roja
con sus rifles al hombro y envueltos en sus colchas,
fumando o cantando canciones tristes del Norte,
los hombres sin moverse y moviéndose sus sombras.

Su cara era vaga como la de un espíritu,
lejana por las meditaciones y los pensamientos
y seria por las campañas y la intemperie.
Y Sandino no tenía cara de soldado,
sino de poeta convertido en soldado por necesidad,
y de un hombre nervioso dominado por la serenidad.
Había dos rostros superpuestos en su rostro:
una fisonomía sombría y a la vez iluminada;
triste como un atardecer en la montaña
y alegre como la mañana en la montaña.
En la luz su rostro se le rejuvenecía,
y en la sombra se le llenaba de cansancio.
Y Sandino no era inteligente ni era culto
pero salía inteligente de la montaña.
«En la montaña todo enseña» decía Sandino
(soñando con las Segovias llenas de escuelas)
y recibía mensajes de todas las montañas
y parecía que cada cabaña espiaba para él
(donde los extranjeros fueran como hermanos
todos los extranjeros hasta los «americanos»)
—»hasta los yanquis.. .»
Y: «Dios hablará por los segovianos…» decía.
«Nunca creí que saldría vivo de esta guerra
pero siempre he creído que era necesaria…»
Y: «¿Creen que yo voy a ser latifundista?»

Es media noche en las montañas de las Segovias,
¡Y aquella luz es Sandino! Una luz con un canto…

Si Adelita se fuera con otro.

Pero las naciones tienen su sino.
Y Sandino no fue nunca presidente
sino que el asesino de Sandino fue el presidente
¡y 20 años presidente!

Si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar.

Se firmó el desarme. Cargaron las armas en carretas,
Guatuceros amarrados con cabuyas, rifles sarrosos
y unas cuantas ametralladoras viejas.
Y las carretas van bajando por la sierra.

Si por mar en un buque de guerra
Y si por tierra en un tren militar.

Telegrama del Ministro Americano (Mr. Lane)
al Secretario de Estado -Depositado en Managua
el 14 de Febrero de 1934 a las 6:50 p.m.
y recibido en Washington a las 8:50 p.m.
«Informado por fuente oficial
que el avión no pudo aterrizar en Wiwilí
y por tanto la venida de Sandino se retrasa … »

El telegrama del Ministro Americano (Mr. Lane)
al Secretario de Estado el 16 de febrero
anunciando la llegada de Sandino a Managua
Not Printed
no fue publicado en la memoria del Depto. de Estado.

Como la guardatinaja que salió del matorral
a la carretera y es acorralada por los perros
y se queda parada delante de los tiradores
porque sabe que no tiene para dónde correr…

I talked with Sandino for half an hour
—dijo Somoza al Ministro Americano—.
but I can‘t tell you what he talked about
because I don‘t know what he talked about
because I don‘t know what he talked about

«Y ya verán que yo no tendré nunca propiedades»…
y: «Es in-cons-ti-tu-cio-nal», decía Sandino.
«La Guardia Nacional es inconstitucional.»
«An insult», dijo Somoza al Ministro Americano
el VEINTIUNO DE FEBRERO a las 6 de la tarde,
«An insult. I want to stop Sandino.»

Cuatro presos están cavando un hoyo.
«¿Quién se ha muerto?», dijo un preso.
«Nadie», dijo el guardia.
«Entonces ¿para qué es el hoyo?»
«¿Qué perdés», dijo el guardia, «seguí cavando».

El Ministro Americano está almorzando con Moncada.
«Will you have coffee, sir?»
Moncada se mantiene mirando a la ventana.
«Will you have coffee, sir?
It‘s a very good coffee, sir.»
«What?» Moncada aparta la mirada de la ventana
y mira al criado: «Oh, yes, I‘ll have coffee».
Y se rió. «Certainly.»

En un cuartel cinco hombres están en un cuarto cerrado
con centinelas en las puertas y las ventanas.
A uno de los hombres le falta un brazo.
Entra el jefe gordo con condecoraciones y les dice: «Yes».

Otro hombre va a cenar esa noche con el Presidente
(el hombre para el que estuvieron cavando el hoyo)
y les dice a sus amigos: «Vámonos. Ya es hora».
Y suben a cenar con el Presidente de Nicaragua.
A las 10 de la noche bajan en automóvil a Managua.
En mitad de la bajada los detienen los guardias.
A los dos más viejos se los llevan en un auto
y a los otro tres en otro auto para otro lado.
a donde cuatro presos estuvieron cavando un hoyo.
«¿Adónde vamos?»
preguntó el hombre para el que hicieron el hoyo.
Y nadie le contestó.

Después el auto se paró y un guardia les dijo:
«Salgan». Los tres salieron,
y un hombre al que le faltaba un brazo gritó «¡Fuego!»

«I was in a Concierto», dijo Somoza.
Y era cierto, había estado en un concierto
o en un banquete o viendo bailar a una bailarina o
quién sabe qué mierda sería.
Y a las 10 de la noche Somoza tuvo miedo.
De pronto afuera repica el teléfono.
«¡Sandino lo llama por teléfono!»
Y tuvo miedo. Uno de sus amigos le dijo:
No sea pendejo, ¡jodido!»
Somoza mandó no contestar el teléfono.
La bailarina seguía bailando para el asesino.
Y afuera en la oscuridad siguió repicando
y repicando el teléfono.

A la luz de una lámpara tubular
cuatro guardias están cerrando un hoyo.
Y a la luz de una luna de febrero.

Es hora en que el lucero nistoyolero de Chontales
levanta a las inditas a hacer nistoyol,
y salen el chiclero, el maderero y el raicillero
con los platanales todavía plateados por la luna,
con el grito del coyotesolo y el perico melero
y el chiflido de la lechuza a la luz de la luna.
La guardatinaja y la guatusa salen de sus hoyos
y los pocoyos y cadejos se esconden en los suyos.
La Llorona va llorando a la orilla de los ríos:
«¿Lo hallaste?» «¡No!» «¿Lo hallaste?» «¡No!»
Un pájaro se queja como el crujido de un palo,
después la cañada se calla como oyendo algo,
y de pronto un grito… El pájaro pronuncia
la misma palabra triste, la misma palabra triste.
Los campistos empiezan a totear sus vacas:
Tóoo-tó-tó-tó; Tóoo-tó-tó-tó; Tóoo-tó-tó-tó:
los lancheros levantan las velas de sus lanchas;
el telegrafista de San Rafael del Norte telegrafía:

BUENOS DÍAS SIN NOVEDAD EN SAN RAFAEL DEL NORTE
y el telegrafista de Juigalpa. SIN NOVEDAD EN JUIGALPA
Y las tucas van bajando por el Río Escondido
con los patos gritando cuá-cuá-cuá, y los ecos,
los ecos, mientras el remolcador va con las tucas
resbalando sobre el verde río de vidrio
hacia el Atlántico…

Y mientras en los salones del palacio presidencial
y en los patios de las prisiones y en los cuarteles
y la Legación Americana y la estación de Policía
los que velaron esa noche se ven en el alba lívida
con las manos y las caras como manchadas de sangre

«I did it», dijo después Somoza.
«I did it, for the good of Nicaragua.»

Y William Walker dijo cuando lo iban a matar:
«El presidente de Nicaragua es nicaragüense.»

En abril, en Nicaragua, los campos están secos.
Es el mes de las quemas de los campos,
del calor, y los potreros cubiertos de brasas,
y los cerros que son de color de carbón;
del viento caliente, y el aire que huele a quemado,
y de los campos que se yen azulados por el humo
y las polvaredas de los tractores destroncando;
de los cauces de los ríos secos como caminos
y las ramas de los palos peladas como raíces;
de los soles borrosos y rojos como sangre
y las lunas enormes y rajas como sales,
y las quemas lejanas, de noche, como estrellas.

En mayo llegan las primeras lluvias.
La hierba tierna renace de las cenizas.
Los lodosos tractores roturan la tierra.
Los caminos se llenan de mariposas y de charcos,
y las noches son frescas, y cargadas de insectos,
y llueve toda la noche. En mayo
florecen los malinches en las calles de Managua.
Pero abril en Nicaragua es el mes de la muerte.

En abril los mataron.
Yo estuve con ellos en la rebelión de abril
y aprendí a manejar una ametralladora Rising,
Y Adolfo Báez Bone era mi amigo:
Lo persiguieron con aviones, con camiones,
con reflectores, con bombas lacrimógenas,
con radios, con perras, con guardias;
y yo recuerdo las nubes rojas sobre la Casa Presidencial
como algodones ensangrentados,
Y la luna roja sobre la Casa Presidencial.
La radio clandestina decía que vivía.
El pueblo no creía que había muerto.
(Y no ha muerto)

Porque a veces nace un hombre en una tierra
que es esa tierra
Y la tierra en que es enterrado ese hombre
es ese hombre
Y los hombres que después nacen de esa tierra
son ese hombre
Y Adolfo Báez Bone era ese hombre.

«Si a mí me pusieran a escoger mi destino
(me había dicho Báez Bone tres días antes)
entre morir asesinado como Sandino
o ser Presidente como el asesino de Sandino
yo escogería el destino de Sandino.»
Y él escogió su destino.
La gloria no es la que enseñan los textos de historia:
es una zopilotera en un campo y un gran hedor.

Pero cuando muere un héroe
no se muere
sino que ese héroe renace
en una Nación.

Después EE.UU. le mandó más armas a Somoza;
como media mañana estuvieron pasando las armas;
camiones y camiones cargados con cajones de armas;
todos marcados U.S.A., MADE IN U.S.A.,
armas para echar mas presos, para perseguir libros,
para robarle a Juan Potosme cinco pesos.
Yo vi pasar esas armas por la Avenida Roosevelt.
Y la gente callada en las calles las veía pasar:
el flaco, el descalzo, el de la bicicleta.
el negro, el trompudo, aquella la de amarillo,
el alto, el chele, el pelón, el bigotudo,
el ñato, el chirizo, el murruco, el requeneto:
Y la cara de toda esa gente
era la de un ex teniente muerto.

La música de los mambos bajaba hasta Managua.
Con sus ojos rojos y turbios como los de los tiburones
pero un tiburón con guardaespaldas y con armamentos
(Eulamia nicaragüensis)
Somoza estaba bailando mambo
mambo mambo
qué rico el mambo
cuando los estaban matando.
Y Tachito Somoza (el hijo) sube a la Casa Presidencial
a cambiarse una camisa manchada de sangre
por otra limpia.
Manchada de sangre con chile.
Los perros de la prisión aullaban de lástima.
Los vecinos de los cuarteles oían los gritos.
Primero era un grito solo en la mitad de la noche,
y después más gritos y más gritos
y después un silencio… Después una descarga
y un tiro solo. Después otro silencio,
y una ambulancia.

¡Y en la cárcel otra vez están aullando los perros!
El ruido de la puerta de hierro que se cierra
detrás de vos y entonces empiezan las preguntas
y la acusación, la acusación de conspiración
y la confesión, y después las alucinaciones,
la foto de tu esposa relumbrando como un foco
delante de vos y las noches llenas de alaridos
y de ruidos y de silencio, un silencio sepulcral,
y otra vez la misma pregunta, la misma pregunta,
y el mismo ruido repetido y el foco en los ojos
y después los largos meses que siguieron.
¡Ah poder acostarse uno esta noche en su cama
sin temor a ser levantado y sacado de su casa,
a los golpes en la puerta y al timbre de noche!

Suenan tiros en la noche, o parecen tiros.
Pasan pesados camiones, y se paran,
y siguen. Uno ha oído sus voces.
Es en la esquina. Estarán cambiando de guardia.
Uno ha oído sus risas y sus armas.
El sastre de enfrente ha encendido la luz.
Y pareció que golpearon aquí. O donde el sastre.
¡Quién sabe si esta noche vos estás en la lista!
Y sigue la noche. Y falta mucha noche todavía.
Y el día no será sino una noche con sol.
La quietud de la noche bajo el gran solazo.

El Ministro Americano Mr. Whelan
asiste a la fiesta de la Casa Presidencial.
Las luces de la Presidencial se ven desde todo Managua.
La música de la fiesta llega hasta las celdas de los presos
en la quieta brisa de Managua bajo la Ley Marcial.
Los presos en sus celdas alcanzan a oír la música
entre los gritos de los torturados en las pilas.
Arriba en la Presidencial Mr. Whelan dice:
Fine party!

Como le dijo a Sumner Welles el sonofabitch de Roosevelt:
«Somoza is a sonofabitch
but he‘s ours.”
Esclavo de los extranjeros
y tirano de su pueblo
impuesto por la intervención
y mantenido por la no intervención:
SOMOZA FOREVER

El espía que sale de día
el agente que sale de noche
y el arresto de noche.
Los que están
o por gritar un Viva
o por un chiste.
«Acusado de hablar mal del Sr. Presidente…»
Y los juzgados por un juez con cara de sapo
o en Consejos de Guerra por guardias
a los que han hecho beber orines y comer mierda
—(cuando tengáis Constitución recordadlos)—
los de la bayoneta en la boca y la aguja en el ojo,
las pilas electrizadas y el foco en los ojos.
—»Es un hijueputa, Mr. Welles, pero es de nosotros.»
Y en Guatemala, en Costa Rica, en México,
los exiliados de noche se despiertan gritando,
soñando que les están aplicando otra vez la «maquinita»
o que están otra vez amarrados
y ven venir a Tachito con la aguja.
«…Y galán, hombré…»
(decía un campesino).
«Sí, era él. Y galán, hombré…
Blanco, con su camisita amarilla
de manga corta.
Galán, el jodido.»

Cuando anochece en Nicaragua la Casa Presidencial
se llena de sombras. Y aparecen caras.
Caras en la oscuridad.
Las caras ensangrentadas.
Adolfo Báez Bone; Pablo Leal sin lengua;
Luis Gabuardi mi compañero de clase al que quemaron vivo
y murió gritando ¡Muera Somoza!
La cara del telegrafista de 16 anos
(y no se sabe ni siquiera su nombre)
que transmitía de noche mensajes clandestinos
a Costa Rica, telegramas temblorosos a través
de la noche, desde la Nicaragua oscura de Tacho
(y no figurará en los textos de historia)
y fue descubierto, y murió mirando a Tachito‘
su cara lo mira todavía. El muchacho
al que encontraron de noche pegando papeletas
SOMOZA ES UN LADRÓN
y es arriado al monte por unos guardias riendo…
Y tantas otras sombras, tantas otras sombras;
las sombras de las zopiloteras de Wiwilí;
la sombra de Estrada; la sombra de Umanzor;
la sombra de Sócrates Sandino;
y la gran sombra, la del gran crimen,
la sombra de Augusto César Sandino.
Todas las noches en Managua la Casa Presidencial
se llena de sombras.

Pero el héroe nace cuando muere
y la hierba verde renace de los carbones.

 

FUENTE: Revista Arcadia.