Así es estar un día en la celebración más grande de ‘Star Wars’

Luke Skywalker, el jedi más famoso de la franquicia de Star Wars, le dio dos mordiscos salvajes a un grasoso perro caliente, antes de salir corriendo para encontrarse con el emperador Palpatine, uno de sus peores enemigos. Se escabulló entre una multitud y pasó junto a un grupo de soldados imperiales que, en lugar de atacarlo, se unieron a su carrera. Ellos también querían ver a su malvado líder.

Eso solo puede pasar en el encuentro más grande de fanáticos de Star Wars, que se llevó a cabo en una galaxia muy muy lejana; no, en realidad fue en el Centro de Convenciones de Anaheim, a unos 30 kilómetros de Los Ángeles (EE. UU.), conocido como el Star Wars Celebration.

Un mar de gente con camisetas negras con todos los estampados imaginables de las películas de la saga más famosa de la ciencia ficción cinematográfica, y ahora del streaming, se reencontraron durante el fin de semana que acaba de pasar en las instalaciones del gigantesco complejo de convenciones de la ciudad californiana para sentir ‘La fuerza’, ese impresionante poder que nace de buscar el equilibrio, impartir justicia, pero también de no dejarse llevar por la ira y el descontrol en un universo de conflictos de poder y sueños de revolución.

Anclados en la Tierra, los fervientes seguidores de todo ese entramado de ciencia ficción no se complicaron en demasiados debates alrededor de esa filosofía de balance, poder o destrucción, sino que se dejaron abrazar por una fantasía que comenzó en 1977 con el estreno de Star Wars: A New Hope y que no ha dejado de crecer. Miles de muñecos, ediciones especiales de juguetes, esculturas a escala de salvadores del universo y malvados de traje oscuro y una presencia imponente como la del adorado y temido Darth Vader marcaron la escenografía ideal para una cita que tuvo una pausa de dos años, a causa de la pandemia.

“Es bueno sentirlos, volverlos a ver en persona” fue una de las frases de bienvenida de la productora Kathleen Kennedy, artífice de hacer realidad esos nuevos universos de Star Wars. Cientos de princesas Leia; otros tantos disfrazados como el piloto pendenciero Han Solo y demasiados Din Djarin, el héroe de la serie The Mandalorian, gritaron histéricos ante esa bienvenida en uno de los auditorios (con más de 7.000 personas).

Un Chewbacca con bolso y un sombrero de época; un par de ewoks –aquellos ‘ositos’ tiernos y guerreros que aparecieron en el filme El retorno del Jedi– no paraban de saludar a los compradores que se aferraban a sus tesoros: un muñeco de Baby Yoda, afiches clásicos de la saga de Star Wars y muchos sables de luz, como el que portaba el Luke Skywalker que consiguió un lugar para ver al malvado emperador, que no era otro que el amable Ian McDiarmid, un actor de teatro escocés con una actitud de alegría y ternura más cercana a la de un abuelo que llega a contarles grandes aventuras a sus nietos que la de un malvado emperador que instauró el terror en la galaxia y acabó con los guerreros jedi, como Luke, quien al tenerlo frente a frente activó su espada luminosa no para matarlo, sino para rendirle un homenaje y aplaudir a rabiar su presencia. En el universo de Star Wars Celebration nadie es enemigo.

Precisamente fue divertido ver ese fenómeno en el que los fanáticos se convierten en sus héroes, y las estrellas de esa devoción dan cuenta de su lado más humano. Sin sus trajes ni sus máscaras saludan a sus devotos y acompañan la histeria de sentirlos tan cerca.

Como le pasó al gran maestro John Williams, artífice de la icónica música de Star Wars y que le dio la sorpresa más memorable a una audiencia que no esperaba verlo dirigir a una orquesta que interpretó la música de la serie Obi-Wan Kenobi, que fue uno de los temas principales de todo el encuentro. Williams removió nostalgias sumando un poco de la famosa marcha imperial y remató con la composición de la saga de Indiana Jones, para dar paso a un Harrison Ford (también el mítico Han Solo) muy serió que reveló que el 30 de junio de 2023 se estrenará la quinta película de Indiana Jones, un bonus track de acción con el arqueólogo más famoso del cine y un polo a tierra, o a la Tierra, en un encuentro donde todos seguían adorando a Ford por su trabajo como el inolvidable piloto del Halcón Milenario.

Le dije a John, en otra ocasión cuando tuvimos la oportunidad de estar juntos, que esa música me sigue a dondequiera que vaya”, dijo Ford. “¿Y saben qué? Estoy feliz por eso. Esa música sonaba en los parlantes de la sala de operaciones cuando tuve mi última colonoscopia”, bromeó el actor.

Eso disparó la histeria y los aplausos de agradecimiento que no dejaron de resonar en los cuatro días que duró esta celebración de otro mundo, en los que unos se llevaban al corazón el honor de haber visto antes que nadie los tráileres de series como Andor, protagonizada por el mexicano Diego Luna; llevarse a casa el dato de que Jude Law protagonizará el proyecto de Star Wars: Skeleton Crew antes de que se propague por las redes sociales o ver a través de un video a Rosario Dawson convertida en Ahsoka, una guerrera que tendrá su propia narrativa el próximo año en Disney Plus.

Así como se emocionaron hasta las lágrimas, tras una larga fila, por haber conseguido una foto con su estrella favorita y su autógrafo. Este año, el más costoso (y que se vendió rápido) fue el de Ewan McGregor por su retorno al papel de Obi-Wan Kenobi, que costó 299 dólares. También firmaron una montaña de imágenes Antony Daniels (C3pO), por el que pagaron los afortunados 140 dólares, o Giancarlo Esposito (el malvado Moff Gideon en The Mandalorian), que cobró 85 dólares. A los fanáticos nunca les importó que les temblaran las piernas por la espera ni los números en rojo de la quedó la tarjeta de crédito tras la compra de una nave de colección a escala de las rocas que usaban los jedis para probar su poder de levitación o soñar con la nave gigantesca de The Mandalorian, que se convirtió en una de las protagonistas más populares de las selfis en las que un pequeño Grogu mecánico se podía ver desde una escotilla saludando. Era otro mundo, y como bien lo dijo un asistente con un casco de Boba Fett: “Vinimos para escapar un poco de la realidad”. Claro, a una galaxia muy muy lejana…

ANDRÉS HOYOS VARGAS
CULTURA EL TIEMPO
Anaheim, California
*Por invitación de Disney

FUENTE: EL TIEMPO