Dadaísmo.

El dadaísmo es un movimiento artístico que fue fundado por el poeta rumano Tristan Tzara (1896 – 1963). En un manifiesto, el escritor dijo: “Estoy contra todos los sistemas; el más aceptable de los sistemas es no tener por principio ninguno”. Esto sería parte de la base del pensamiento de la corriente que concibió. Igualmente, los historiadores consideran a Hugo Ball (1886 – 1927) y a Hans Arp (1886 – 1966) como precursores de esta corriente.

Su denominación deriva del vocablo francés «dadá» —significa juguete o caballo de madera—, elegido al azar del diccionario (en un acto deliberadamente ilógico). Esto denota y resalta la falta de lineamientos, una postura contraria a lo tradicional y un claro componente anárquico desde el génesis del movimiento.

Contexto histórico

Suiza, un territorio privilegiado

Durante la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918), Suiza —en su condición de país neutral— acogió a una gran cantidad de refugiados. En el ámbito artístico-intelectual, esta circunstancia produjo una amalgama muy diversa de artistas originarios de todos los rincones de Europa.

A pesar de las lógicas diferencias ideológicas y culturales, muchos de ellos coincidieron en un punto: el conflicto bélico era un reflejo de la decadencia de occidente. Por consiguiente, la promesa del progreso devenida con los avances científicos y tecnológicos de la segunda revolución industrial, desembocó en una muerte a gran escala.

Una respuesta contracultural

La decepción compartida de ese grupo de artistas, literatos e intelectuales representó el caldo de cultivo perfecto. Pues las formas convencionales del quehacer científico, la religión y la filosofía —especialmente, el idealismo— ya no ofrecían soluciones a los problemas de Europa. Asimismo, los impulsores del dadaísmo rechazaban los esquemas típicos del positivismo social.

Entonces, el Cabaret Voltaire de Zúrich vio nacer en el año 1916 al dadaísmo. Este significó una manifestación burlesca hacia la sociedad y el arte burgués a través de propuestas provocadoras (en una especie de anti-arte). Por ende, el núcleo del dadaísmo alberga una indiscutible intención desafiante e intransigente contra el orden establecido.

Características

El primer rasgo evidente de dadaísmo es el rompimiento con los estándares tradicionales y conservadores. Al tratarse de una corriente de alma vanguardista, rebelde y de protesta, cuestiones como la espontaneidad y la frescura artística adquieren un carácter neurálgico. En donde la improvisación y la irreverencia creativa son valores muy apreciados.

De igual forma, las doctrinas más constantes son el anarquismo y el nihilismo. Por ello, los artistas y escritores dadaístas son proclives a la búsqueda del caos y de patrones artísticos no convencionales. En concordancia, son frecuentes los contenidos absurdos, ilógicos o incomprensibles, con grandes dosis de ironías, radicalismo, destrucción, agresividad, pesimismo…

El ideal “anti-positivista”

El dadaísmo es una corriente de pensamiento artístico surgida en contraposición al positivismo social de principios del siglo XX. Sus representantes criticaban sin miramientos al estilo de vida burgués por su materialismo e hipocresía “moralmente aceptada”; simplemente, aborrecían su superficialidad.

Por esta razón, conceptos como el nacionalismo y la intolerancia son muy mal percibidos por el pensamiento dadaísta. Bajo esta perspectiva, los sentimientos patrióticos, el consumismo y el capitalismo son señalados como los causantes de las mayores abominaciones de la humanidad: las guerras.

Interdisciplinario

Es imposible relacionar al dadaísmo solamente con un arte. En realidad, es una corriente que integra múltiples disciplinas, convirtiéndolas en un todo. Por este motivo, el movimiento evolucionó de la mano de distintos manifiestos, siete en total. Todos ellos manifiestan el aborrecimiento por parte de los dadaístas hacia el esteticismo y la belleza debido a la cruda realidad del continente europeo.

Apreciación del gesto artístico

Esencialmente, un artista dadaísta debe escoger un objeto con el fin de conferirle una intención o un significado. En ningún caso la acción del creativo persigue alguna pretensión estética o reivindicación individualista. Es decir, el artista no es el generador típico de belleza, al contrario, él deja de ser quien pinte, esculpe o escribe. Se valora primordialmente al “gesto artístico”.

Innovador

El dadaísmo acompañó al génesis de nuevas técnicas artísticas, entre ellas, el fotomontaje, el ready made y el collage (común del cubismo). Por una parte, el fotomontaje es una técnica basada en sobreponer distintos fragmentos de fotografías (y/o dibujos) con el objetivo de crear una imagen única.

Mientras que el ready made consiste en intervenir o transformar a un objeto cotidiano con el propósito de darle una cualidad artística (mensaje) o un significado. Con una intención similar, el collage surge a partir de la combinación de objetos (que pueden estar modificados), relieves, fotografías, dibujos e incluso, sonidos.

Dadaísmo literario

La propuesta literaria del dadaísmo es (deliberadamente) irracional. Abarcó principalmente al género poético y, en concordancia con las bases del movimiento, apuntó hacia un uso innovador de las palabras. En donde la sucesión de vocablos o frases carecen de un significado axiomático o de un hilo argumentativo coherente.

 

Retrato de Tristan Tzara.

Rasgos de los poemas dadaístas

  • Contrario a las estructuras métricas convencionales y a las temáticas relacionadas con el romanticismo y el positivismo social.
  • Reafirma el surrealismo.
  • Promueve el sinsentido.
  • Su actitud es humorística y burlesca, en particular hacia las formas líricas clásicas.

“Manual” para elaborar escritos dadaístas

Una de las maneras más comunes de crear poemas dadaístas es a través de recortes de periódico. Primero, se debe determinar cuál será la extensión del texto a ensamblar para poder calcular el número de palabras necesarias. Luego, se colocan las palabras recortadas dentro de una caja (no transparente) con un agujero.

A continuación se revuelven las palabras contenidas en la caja para asegurar la aleatoriedad. Por último, se van pegando en una hoja las palabras conforme vayan saliendo. Probablemente, el resultado será una sucesión incompresible de términos.

El caligrama

Este método —empleado previamente por Guillaume Apollinaire, escritor vinculado al cubismo— alimentó la literatura dadaísta. Esta técnica favorece la colocación aleatoria de palabras y evita una asociación de sonidos lógica. Aun cuando un caligrama generalmente es empleado para elaborar dibujos delimitados o constituidos por letras.

Vigencia perpetua

Si bien los collages son mayormente asociados con el cubismo, también forman parte del “patrimonio” del dadaísmo. Actualmente, esta técnica permite combinar las siete artes en un mismo trabajo. De hecho, gracias a la tecnología láser y a las impresoras 3D, hoy día es posible crear collages en tres dimensiones con proyecciones audiovisuales “flotantes”.

A decir verdad, las tecnologías de la revolución industrial 4.0 han desembocado en un universo nuevo de posibilidades creativas. En cualquier caso, gran parte de los fundamentos del dadaísmo (vanguardismo, frescura, innovación, irreverencia, impacto…) son palpables en las artes plásticas contemporáneas y en las exposiciones artísticas del siglo XXI.